Un buen amigo dispuesto a ayudar (Relato erótico Gay)

Un buen amigo dispuesto a ayudar (Relato erótico Gay)

Era viernes por la mañana cuando recibí la llamada de mi mejor amigo David invitándome a salir, quería que ese día visitáramos juntos una nueva discoteca en la zona pija de la ciudad. No admitiría un no como respuesta y yo no planeaba negarme tampoco.

Había estado trabajando mucho últimamente en un proyecto de diseño y mi vida social había ido a pique, ni siquiera salia a hacer mis propias compras, prefería simplemente pedir comida a domicilio para no perder el tiempo. Pero esa noche no solo planeaba salir a bailar y pasarla bien, también pretendía llevarme a alguien a casa para tener un poco de acción. Con eso en mente me vestí para matar y me encontré con David en su casa para salir juntos

-Hermano, te ves muy bien -fue lo que dijo David a penas abrió la puerta.

-Tu también luces muy bien, vamos a volver locas a todas las tías -respondí con una sonrisa.

-Aun no estoy listo, para cuando termine estaré mucho mejor -dijo con simpleza mi amigo.

Mientras David terminaba de arreglarse me puse a ver la televisión un poco aburrido. Mi mejor amigo desde siempre había sido en exceso cuidadoso con su aspecto, podía pasar horas enteras frente a un espejo depilando sus cejas o haciendo una rutina de cuidado para la piel, era simplemente extenuante esperar tanto para salir, aunque lo cierto es que David siempre quedaba realmente guapo.

-A veces pareces una chica, David -me quejé mientras cambiaba de canal.

-Sólo me falta tener un coño -respondió.

-Tu culo puede ser un coño -dije sin pensar y mi mirada fue directamente a la parte trasera de su pantalón- tienes un buen culo.

-¿Ahora me vas a decir que quieres follarme el culo? -preguntó David meneándose un poco.

Me quedé en silencio mientras me levantaba, acercándome por detrás y agarrándole el cuello para empujar a mi amigo contra la mesa cercana. Él comenzó a reírse mientras lo empujaba, pero paró en seco la risa cuando sintió que le abría el pantalón y se lo bajaba junto con la ropa interior. Esperé que luchara o se siguiera riendo, pero para mi sorpresa se quedó quieto y silencioso. Aquello me calentó muchísimo y sin pensarlo, me incliné y comencé a comerle el culo a mi amigo.

-¿Qué estas haciendo? -la voz se le escuchaba sin aliento.

-Preparo tu coño para follarlo -fue todo lo que dije antes de seguir en la labor.

Con cada pasada de mi lengua, su culo se dilataba más y más, hasta que pude follarlo con un dedo, luego con dos. En ese punto estaba más excitado que nunca y mi polla parecía a punto de romper la bragueta del pantalón con cada gemido bajo que emitía David.

Sin perder más tiempo me puse en pie, rebuscando en mi bolsillo uno de mis condones extra lubricados. Cuando por fin empuje al interior de mi amigo, su culo me recibió como un puño apretado y juro que estuve a punto de correrme como un adolescente. Como pude me contuve y comencé a follarlo a consciencia, haciendo que sus gemidos se convirtieran en pequeños gritos. Mi mano comenzó a masturbar y pronto mis dedos se llenaron del semen de David. Aquello me envío al borde. Bastaron un par de empujones más en su apretado culo para correrse con un escalofrió delicioso.

Después de eso decidimos quedarnos en casa en vez de salir de fiesta, pues habíamos descubierto que podíamos divertimos entre los dos. Estuve realmente agradecido de tener un buen amigo dispuesto a ayudar.

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